Comprender el mundo que se construye y se reorganiza permanentemente, tratar de informar con honestidad y con valor, explicar las cosas más complicadas, aguantar maltratos, buenos tratos y sobre todo tratos hipócritas, aguantar la rabia y la impotencia, recordar los nombres de los muertos acerca de quienes escribiste, recordar los charcos de sangre y hasta el olor del perfume de alguna madre que lloró en mis hombros.
Mirar a los políticos pasar de ser ídolos, a no ser más que una sombra de un pasado borroso, mirar su arrogancia y sus camionetas, con su olor a whisky y a perfume caros, con sus novias ocultas y su hipocresía a flor de sonrisa.
Caminar por las barriadas, tomar café en un pocillo oxidado, comerse un helado casero, sentir las miradas y la desconfianza sumadas a la esperanza, mirar las miserias que el poder ignora.
Entrevistar no implica acariciar, informar no es mirar la realidad desde un sólo punto de vista, ser objetivo no es algo que se obliga, sino algo que se enseña y se aprende.
Ser periodista no es ser un grabador, sino un intérprete de la realidad, ni es ser el secretario, ni el paladín, no es el guardián de la verdad, ni el protector del derecho a la información, no es ser el vocero del partido o del gobierno, ser periodista es ser humano, sensible, comprometido con todos los seres humanos, eres tu, soy yo.
Somos trabajadores como cualquier otro, mal pagados como muchos, endeudados, felices, casados, solteros, somos gente, no el canal o el periódico en el que trabajamos, recuerda acercarte al que necesita ayuda y evita al que te utiliza. Vive y ten un feliz día del periodista.
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