Venezuela, paraíso tropical del mundo que está lleno de mujeres bellas, hombres luchadores, estudiantes guerreros y políticos oportunistas. ¡Bienvenidos a este país! Donde primero te llega la muerte que la caja del CLAP.
¿Y los venezolanos decentes? Esa pregunta puede ser respondida de inmediato e incluso en un muy corto tiempo. Algunos responderían "Ya se fueron", otros "Ya no están con nosotros" y un sector expresaría "En el Gobierno". La incertidumbre de una Nación no está en saber para dónde fueron esos personajes, sino el qué están haciendo los demás para llegar a igual o más decentes que los demás.
Una sociedad honesta, responsable, directa y humana se logra con la adaptación de las buenas constumbres de esos "decentes" que de una u otra forma llegaron a estar entre el venezolano. Actualmente, un sector de Venezuela no logra diferenciar entre la decencia y culto, la cultura y la identidad, la verdad y la honestidad. La decencia forma parte de lo que somos, sentimos y actuamos, lo culto viene dado por la educación que tenemos. Asimismo, la cultura refleja las enseñanzas de los ancestros y la preponderancia en el hoy, mientras que la identidad analiza lo que podemos llegar a ser con esas enseñanzas previamente reconocidas. Por último, la verdad forma de manera intrínseca al ciudadano, capaz de defender lo real, lo justo; aunque por su parte, la honestidad va de la manera con la verdad pero lo diferencia es su manera de ver las cosas, de lo que es equitativo, igualitario y razonable.
¿Qué se ha perdido en Venezuela? ¿La verdad? ¿La cultura? ¿La identidad? Lastimosamente se ha perdido mucho de cada uno.
Año 2017 y aún el venezolano espera el cese de una fulana crisis. Crisis que para muchos no existe, pero se ha afectado de una manera muy grave los principios del ciudadano. La falta de conciencia, el uso excesivo de la irracionalidad, la grandeza del área reptílica del ser, son algunas de las funcionalidades actuales del territorio bolivariano.
¿Falta de líderes?
Ningún Estado del mundo ha permitido la ayuda directa en cuanto a gobernabilidad, eso le daría un duro golpe a su egocentrismo, pero, eso devela su incapacidad moral y ética de un gobernante, ya que, todo ser humano vivo tiene el don de equivocarse y la responsabilidad de enmendarlo. Algunos líderes temen al expresar un error por miedo a la burla, aunque eso no sería nada al lado de un hecho engorroso que afecte a sus habitantes.
¿Por qué no reparar el daño? Hay muchas vertientes: no pueden, no quieres o no les conviene. ¿Cuál sucede en Venezuela?.
La responsabilidad de un líder ante el mundo la ejercen los millones de ciudadanos que lo colocaron en el cargo, es decir, absolutamente todo lo que se vaya a ser debe ser consultado con su pueblo a través de elecciones por cualquier medio, pero que sea partícipe de su éxito o fracaso.
¿Y ahora?
El gallo llora, como diría la bisabuela. No dejes que nadie decida qué te comerás, por quién votar, qué ponerte, dónde trabajar o incluso, cuánto ganarás. La vida ideal no se trata de imponer, sino de lograr, no se trata de "lo que sea" se trata de "lo que a mí me de la gana". Un país no lo hacen los poderes públicos, lo hacen los cientos de miles de habitantes en su territorio determinado.
No te dejes engañar por ningún falso profeta. Todos pueden llegar a ser los "venezolanos decentes" que este país tanto necesita.
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